Los amores son como el café. Esta él solo, puro, negro, el profundo, el que te deja ese sabor de boca, el que amarga. El cortado, con poca leche. Y el descafeinado, el que la mitad es leche, y la otra café. Para mí el mejor. Así deberían de ser todos los amores, descafeinados.
jueves, 10 de mayo de 2012
BElieve in YOU
Así se da la felicidad. En pedazos, por momentos. Cuando uno es pequeño espera la gran felicidad, alguna felicidad enorme y absoluta. Y a la espera de ese fenómeno se dejan pasar o no se aprecian las pequeñas felicidades, las únicas que existen. Esas pequeñas felicidades existen precisamente porque son pequeñas. Como esa gente insignificante que pasa inadvertida.
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