Los amores son como el café. Esta él solo, puro, negro, el profundo, el que te deja ese sabor de boca, el que amarga. El cortado, con poca leche. Y el descafeinado, el que la mitad es leche, y la otra café. Para mí el mejor. Así deberían de ser todos los amores, descafeinados.
martes, 12 de junio de 2012
Viviendo en diferido
El concepto de normalidad ha desaparecido. Todo ha dado un inesperado giro de ciento ochenta grados así como así, de la noche a la mañana. Lo que parecía que acababa, resurge. Lo que parecía que mejoraba, muere. Lo que parecían sueños, se convierten en realidad. Lo que no paraba de crecer, cae en picado. Tiene que haber habido una alteración del orden de los astros, o algo que con mis escasos conocimientos científicos no puedo explicar. Sólo queda esperar que vuelva el concepto de normalidad, y con una buena explicación para todo lo que está pasando.
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